miércoles, 23 de diciembre de 2015

¡Feliz Navidad!

Canta, ríe, sueña,
y disfruta de verdad,
de todos aquellos momentos,
de alegría y de amistad.

Llega la Nochebuena,
y después la Navidad,
los niños os deseamos, 
toda la felicidad.





Y Vanesa y Lucía también. 







jueves, 19 de noviembre de 2015

Centro de interés Otoño llegó. II


En la segunda parte de este centro de interés dedicado al otoño, nos centramos en las frutas y frutos de la estación. Os lo van a narrar los peques:

La primera semana del mes comenzó con la historia de Tana, la castañera. Es un cuento muy apropiado para esta época, que además nos habla de la amistad y el perdón. Lucía nos había enviado al whatsapp este vídeo contando el cuento, para que fuéramos disfrutándolo durante el fin de semana.





domingo, 1 de noviembre de 2015

Centro de interés: Otoño llegó. I



Aunque oficialmente el otoño comienza en septiembre, nosotros no hemos comenzado este tema hasta hace dos semanas. La finalidad de este centro de interés es que los niños perciban los cambios que en el entorno se producen con el cambio de estación. En esta edad, los aprendizajes tienen que ser muy ligados a la realidad, porque apenas han desarrollado el pensamiento simbólico, por eso para hablar del otoño es preciso que en el exterior los signos otoñales sean muy perceptibles.

domingo, 25 de octubre de 2015

El pollo Pepe II



Ya hemos terminado el taller del Pollo Pepe, aunque Pepe va a seguir con nosotros todo el curso (y creo que el resto de nuestra vida).Vane y Lucía nos han leído muchas, muchas veces este cuento y ya nos lo sabemos de memoria, pero aún así nos gusta seguir escuchándolo una y otra vez. Y, además ahora, nos lo leen en inglés.
Ahora Pepe nos acompañará todos los días, como un amigo más de la clase, en un mural gigante que hemos realizado entre todos y hemos colgado en la pared. ¡Mirad qué grandote!




El día que lo pintamos fue muy emocionante, porque era la primera vez que pintábamos con brocha y témpera.  Estábamos tan concentrados y tan calladitos que se podía escuchar una mosca. Bueno, de vez en cuando Israel decía ¡Cómo me gusta pintar! Y Yoel le contestaba  -Yo también pinto, yo también pinto. 
¡Que ganas de volver a pintar con las brochas!

Brochas y témpera




Otro día, haciendo pellizquitos de plastilina rellenamos las patas y el pico. Esta actividad es para desarrollar la motricidad fina, dicen Lucía y Vane. Pero nosotros creemos que es para que nuestro pollo Pepe pueda comer toda la cebada, trigo y maíz que él quiera.


Rellenamos el pico con plastilina



Una mañana  hablamos de cómo es un pollo y, haciendo una comparación  tratamos de encontrar semejanzas y diferencias con los niños. Resultó que Pepe tiene dos pies como los nuestros, pero se llaman patas, y también dos ojos, pero cuando le buscamos las orejas y las manos no se las encontramos.
También conversamos sobre  si el pollo habla con su mamá, la gallina Clotilde, y resultó que sí, que el pollo para hablar con su mamá lo que hace es piar, y la mamá le contesta cacareando. Lucía y Vane nos enseñaron cómo lo hacen y después querían que nosotros lo imitáramos. Seguro que se esperaban que la clase se convirtiera en un gallinero alborotado, cacareando y piando a voz en grito, pero no, resulta que no, que hacer "cocococó" todavía nos resulta un poco difícil. Bueno, menos a Iris, que es muy deshinibida y nos hace una gallinita tan simpática que  terminamos riéndonos.


Por fin pudimos saber qué es lo que come Pepe, pero saberlo de verdad de la buena, no solo de palabra.  Porque,  ¿qué es maíz, o cebada, o trigo? A ver cómo se lo explicas a un niño que no la ha visto nunca.  Pues ya lo sabemos. Y todo gracias a la mamá de Samira que nos trajo de su pueblo unas mazorcas de maíz. Lucía las puso a secar al sol porque aún estaban un poco verdes y las semillas no se soltaban.  El día que las desgranamos estábamos muy, muy concentrados, tanto que no dejamos caer ningún grano fuera de las bandejas. Después repetimos varios días esta actividad, perfecta para desarrollar la motricidad fina. Y al final, cuando ya habíamos pelado las mazorcas, Julia se quedó mirando los troncos y dijo: mira, solo quedan los huesos.


¡Vaya concentración!

Solo quedan los huesos

Una mañana, juntando los granos de todas las bandejas  llenamos una bandeja más grande y Lucía quiso que razonáramos si había mucho o poco maíz. Pero no hicimos ni caso, porque lo que realmente nos interesaba era meter las manos una y otra vez dentro, echar los granos al aire y disfrutar de esa novedosa y maravillosa experiencia sensorial. Y es que manipular materiales continuos resulta de un gran atractivo para los peques. 
Bueno,  al final quedó el suelo sembrado de granos, así que sacamos los cepillos y los recogedores y entre todos, disputando  por  utilizarlos, tratamos de dejar el suelo barrido.  Limpiar es una tarea muy entretenida y dice Lucía que lo haremos muchas veces  a lo largo del curso. Aunque  resulte más trabajoso dejarnos limpiar  a nosotros que hacerlo ella,   se trata de conseguir que nos acostumbremos a trabajar en entornos ordenados y limpios, y a adquirir la responsabilidad de  que cuando ensuciamos algo hay que lavarlo después.

No quedó ni un grano


Al día siguiente en otra bandeja nos enseñó cómo son las semillas del trigo, la otra comida de Pepe. Y esas sí que son pequeñas pequeñísimas, tanto que se nos escurren entre los dedos. Otra vez nos pidió observar las bandejas con atención, para saber cuántas semillas había en cada bandeja. ¿Cómo que cuántas? No penséis que teníamos que contarlas, lo que hicimos fue comparar las cantidades y deducir en qué recipiente había muchos granos y en cual había pocos.  Pero ese es un problema muy fácil.


Mucho maíz, poco trigo




Meter las manitas en el maíz, ¡qué divertido!



En el libro, las imágenes grandes del pollo Pepe, de color amarillo, destacan sobre un fondo de color azul intenso. Estos dos colores nos sirvieron para iniciarnos en otra habilidad matemática, la clasificación, separando en diferentes bandejas piezas de construcción de los dos colores. Y hasta el más peque de los peques, que es Jorge, supo hacerlo. Luego, jugamos un rato con las piezas e hicimos torres altas.

Aquí las amarillas, aquí las azules

Y ahora, torres


Una de las actividades más complicadas fue la realización de puzles. Lucía la profe, preparó varios puzzles en cartón duro, algunos de dos piezas y otros de tres y cuatro partes. Al principio, con solo dos piezas, era relativamente fácil resolver, pero cuando pasamos a trabajar con tres piezas, ¡ufff! la cosa se complicó. Y no te digo con cuatro...seguiremos intentándolo.

Lo conseguí.

A mí me sobra una cola
 Otro concepto matemático que aprendimos a través de los colores fue igual-no igual.  Lucía nos presentó varios pollos de color amarillo, que eran todos iguales. Pero de repente, no sabemos de dónde salió, apareció un pollo  Pepe blanco, sí blanco. Y ese, pues claro, si es blanco ya no es igual que nuestro querido Pepe.



Un pollo no igual



De nuevo volvimos a experimentar con el color. Lucía la profe nos dio una hoja con una imagen de Pepe, era grandote y con la barriga bien llena, tumbado patas arriba. Pero, ¿dónde están las patas? No tiene, no están, no hay patas, decíamos nosotros. Pues se las vamos a hacer. Eso sí que fue divertido, nos embadurnó  la mano de pintura de color naranja, después las colocamos  sobre el dibujo, apretamos y...¡oh! ¡Las patas!



Primero una mano...


Y después la otra




Ya tiene sus enormes patas


Pero lo que más nos gustó de todo fue dar de comer a Pepe. Porque Pepe siempre tiene hambre, y a nosotros, que le queremos mucho, nos daba pena. Así que con una cucharita le íbamos metiendo granos de maíz en el pico, y el muy glotón se lo tragaba todo.



Nosotros te damos de comer, Pepe











¡Pero qué tragón eres!





¡Ay Pepe! Ya te lo dice la canción, no comas tanto, que te pones muy gordo y no das ni un salto. Y nosotros te queremos mucho, pero mucho, y no queremos que te pongas malito.

sábado, 17 de octubre de 2015

La mariposa colibrí


Normalmente, en educación las actividades no se improvisan, sino que forman parte de un proyecto más general y responden a objetivos concretos. Pero, a  veces, se dan situaciones que hay que aprovechar, porque la emoción y el entusiasmo que provocan ofrecen un potencial inusitado para el aprendizaje, y es preciso dejar a un lado la  programación y explotar lo más posible tal circunstancia. Es lo que sucedió el viernes pasado.
Mariposa colibrí

Al abrir la puerta para recibir a Jorge, se nos coló dentro una mariposa colibrí. Entre su madre y yo la capturamos, con cuidado de no dañarla y la colocamos en un tarro de cristal. No es una mariposa bonita ni que destaque especialmente por sus colores, pero más tarde, cuando  se la enseñé a los peques, el asombro que les causó fue indescriptible. Me rodearon y solo escuchaba decir, "a ver, a ver, yo quiero ver..." 
La mariposa, un poco aturdida, prisionera en su cárcel de cristal, se mantenía en el fondo del tarro, pero al agitarlo se activaba y revoloteaba en el interior, extendiendo las antenas y  la espiritrompa. Con su súbito movimiento, algunos niños se sobresaltaban y se echaban hacia atrás,  otros daban grititos de entusiasmo, estos la miraban fascinados, aquellos  pretendían tocarla y algunos más se miraban entre sí, temblorosos,  como queriendo trasmitirse entre ellos toda la emoción que en ese momento sentían.

¡Oh, vuela, qué emoción!
 Ante tanto interés decidí “ampliar”  la experiencia y saqué la lupa.  Les pregunté si sabían qué era y Leyre me arrancó unas sonrisas cuando me contestó  que una sartén, y después, que un espejo. Entonces les expliqué que la lupa sirve para ver las cosas pequeñas un poco más grandes. Abrí el tarro y la coloqué encima, a modo de tapadera, para que observasen la mariposa a través de ella. Uno a uno fueron pasando por el improvisado laboratorio. El silencio mientras observaban ponía de manifiesto la expectación que les suscitaba. Y como también querían manejar  ellos solos la lupa, con el consiguiente riesgo de retirarla de la boca del tarro y que se nos escapara la mariposa, lo que hice fue volver a taparlo y sacar otro tarro con los “bichos de reserva”. Que nadie se alarme, no tenemos un criadero de bichos, se trata de un par de grillos y dos mantis religiosa, que tengo medio disecados, esperando una ocasión como esta, para enseñárselos.  
Así se pasaron un buen rato, manejando la lupa, observando los insectos, con cuidado de no tirarlos, preguntando cómo se llaman, quien los cogió, porqué no se mueven…disfrutando de la experiencia, conociendo la naturaleza en la medida en que su mente puede procesar esta información y esta experiencia.
Y este, ¿porqué no se mueve?
Más tarde en el patio, Nachete me pidió la lupa para ver más bichos, lo que me indica que ya han comprendido la funcionalidad  del instrumento, y, sobre todo, lo que más me entusiasma, en mis peques ya se ha despertado un rudimentario espíritu científico-investigador.

Hoy de nuevo sacamos la lupa al patio, y los chiquillos buscaron insectos en el suelo y hormigas trepando por el tronco de los árboles,  observaron una pluma que encontraron debajo del pino y también un capullito del rosal. Iban de un lado para otro y con mucho entusiasmo aplicaban la lupa a cualquier cosa,  intentando descubrir vete tú a saber qué. Además, como solo tenemos una y la querían manejar todos, este hecho  sirvió para trabajar habilidades sociales como pedir por favor, dar las gracias, esperar el turno, conformarse, etc.



Insectos en el suelo

Hormigas trepando por el tronco




El capullito de una rosa


La pluma de una paloma

Alguien puede pensar que lo mejor que hubiéramos podido hacer era liberar la mariposa. Y sí que estuvo en mi mente esa posibilidad, pero decidí conservarla porque  con el frío que estaba haciendo, en el exterior no iba a durar mucho.

martes, 6 de octubre de 2015

El pollo Pepe I



En los primeros días de curso hemos contado a los peques el cuento del Pollo Pepe. Es una historia que gusta mucho a  los niños, por su sencillez y fácil comprensión, y por lo atractivo de sus ilustraciones. Se trata de  imágenes grandes y con movimiento (pop-ups ), que ocupan dos páginas,  sobre fondo plano,  de pocos colores,  muy vivos y contrastados. Pero lo que realmente les gusta es la sorpresa final del cuento, un gran desplegable en el que se compara el tamaño del pollo Pepe con su mamá la gallina. Mirad esta foto, observar sus caritas, su expresión lo dice todo.



La verdad es que este libro es un auténtico best-seller infantil, que desde que se publicó hace ya catorce años ha vendido más de un millón de ejemplares. El pollo Pepe es conocido en medio mundo, y nuestros peques no iban a ser menos. Pero como muchos papás aún no lo conocéis, aquí está. (Bueno, nosotras lo contamos con un poco más de entusiasmo).







JUSTIFICACIÓN:
Como es un personaje tan querido, lo he elegido para protagonizar los  primeros talleres, introduciendo actividades que poco a poco nos ayudarán a adquirir rutinas y ritmos de trabajo.  


OBJETIVOS:

·          Adquirir autonomía progresiva en actividades habituales.
·          Relacionarse con los demás.
·          Reconocer y expresar emociones.
·          Recrear un texto literario con actitud de disfrute.
·          Indagar en el medio físico, manipulando elementos e identificando sus características.
·          Aplicar la coordinación óculo-manual en actividades de la vida cotidiana.
·          Iniciarse progresivamente en las habilidades matemáticas.
·          Reconocer y discriminar sonidos.
·          Iniciarse en la escucha y comprensión del idioma extranjero.
·          Desarrollar la motricidad fina.

CONTENIDOS:

·          Disfrute de la escucha de cuentos y pequeñas poesías.
·          Interpretación de emociones.
·          Experimentación de sentimientos de empatía.
·          Manipulación de materiales para la expresión plástica.
·          Uso del color amarillo en actividades de expresión plástica.
·          Discriminación auditiva, sonidos que emiten el pollo y la gallina
·          Interpretación de canciones.
·          Cuantificadores básicos: Mucho-poco.
·          Iniciación al idioma extranjero, inglés.
·          Personajes de un cuento y sus características.
·          Comparación de propiedades de los objetos:  Grande-pequeño.
·          Número 1. Cantidad y grafía.
·          Manipulación de materiales continuos.
·          Actividades de clasificación.
·          Recitado de poemas, acompañando al docente.
·          Resolución de puzles sencillos



ACTIVIDADES:

·          Narración del cuento.
·          Mural gigante del Pollo Pepe.
·          Estampado de manos.
·          Resolución de puzles de dos piezas del pollo Pepe.
·          Reconocer , nombrar e imitar el sonido que emite el pollo y la gallina.
·          Semejanzas y diferencias entre el pollo Pepe y un niño.
·          Canción del pollo Pepe.
·          Escucha del cuento en ingles.
·          Motricidad fina: desgranar maíz.
·          Manipular y reconocer semillas de maíz y trigo.
·          Comparación de cantidades: mucho maíz, poco trigo.
·          Comparar tamaños: la gallina grande, el pollo pequeño.
·          Discriminar  y clasificar por colores:  Amarillo-azul.
·          Reconocer necesidades fisiológicas: hambre.
·          Actividad empática: dar de comer al pollo Pepe.


La canción les gusta mucho, ya se la saben de memoria y la cantan en cualquier ocasión. Sé que en casa también, que ya me lo habéis comentado. Ahora os toca aprenderla a vosotros, papá y mamá. Luego la cantáis todos juntos, a los peques les sorprende  que sus papás sepan las canciones de la guarde y les encanta que cantéis con ellos. Además, cantar juntos contribuye a potenciar los lazos afectivos.



El enlace que aquí os pongo corresponde a un vídeo en galego, pero la transcripción es esta:


El pollo Pepe come
mucha cebada,
por eso la barriga, 
la tiene hinchada.

Pollo Pepe,
no comas tanto,
que te pones malito,
y no das ni un salto.

El pollo Pepe come
granos de trigo,
los mete a puñados
con su gran pico.

Pollo Pepe,
no comas tanto,
que te pones malito,
y no das ni un salto.

El pollo Pepe come
mucho maíz,
y sus enormes patas
me hacen reír.

El pollo Pepe llama
a su mamá, 
viene cacareando,
qué grande está.

Pollo Pepe,
no comas tanto,
que te pones malito,
y no das ni un salto.


Por cierto, a la mamá del pollo Pepe la hemos llamado Clotilde.

En días sucesivos, a medida que realicemos el resto de actividades iré colgando la información. 

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Pegamento emocional


Esta entrada la tenía escrita hace días, pero no he querido subirla porque soy consciente de que cuando un niño lo pasa mal sus padres también lo pasan mal. Ahora la situación que voy a describir se ha normalizado, pero quiero mostraros unas pautas para manejar este tipo de situaciones.

Empezaré diciendo que este periodo de adaptación que hoy doy por finalizado ha sido el mejor de todos los que hemos vivido.  No sé si por la  cuidadosa  planificación  o porqué, pero el caso es que por primera vez en nuestro centro, al comenzar el curso no ha habido ni una lágrima ni una actitud de rechazo por parte de los niños. 




jueves, 27 de agosto de 2015

Nuestro periodo de adaptación.


 La adaptación a la guardería es una situación difícil tanto para el niño como para los padres. No olvidemos que para los más peques la guarde es un lugar desconocido. Y, a veces, los sitios no familiares le crean inseguridad. Que la relación con sus iguales, tener que compartir juguetes, tiempos, atenciones, puede resultarles difícil. Que la estancia en el centro supone una separación repetida de su familia, y es inevitable que sientan cierta ansiedad. Y que los padres también  sienten angustia y, muchas veces, la sensación de que abandonan a su hijo. 
Para que esta situación  se resuelva de la forma más apropiada es preciso ayudar a unos y otros a adaptarse a la guardería de la mejor manera posible, en un proceso conocido con el nombre de periodo de adaptación. Si pincháis aquí, en  este enlace encontraréis más información.


En nuestro centro hemos diseñado muy cuidadosamente este periodo, en el que incluimos tanto actividades previas al día de comienzo como las que se realizarán después.

Las actividades anteriores al comienzo son estas:

- Visitar el Centro. Es una primera toma de contacto, que se realizó en julio. Nos visitaron  los padres y los peques, para recibir información, conocer los espacios en los  que se desenvolverán, a las educadoras y a los niños con los que serán compañeros. Los peques jugaron un buen rato, y, al final, no se querían marchar.


- Grabar un vídeo. En los últimos días del curso pasado, nos grabamos las educadoras y los peques cantando y bailando una canción muy alegre, que habla de la guardería y la  envíamos por Washap a las familias.  El objetivo es que  los niños que pasan de aula no se olviden de la guarde durante el verano, y, que los peques que empiezan curso comiencen a familiarizarse con sus nuevos amiguitos y sus educadoras. También que perciban el centro como un lugar alegre y agradable. Más adelante, en los primeros días del periodo de adaptación,  volveremos a cantar y bailar esta misma canción, disfrutando de la alegría de estar todos juntos. 

- Reunirnos una tarde las familias y los niños.  Es  lo que hemos hecho hoy. Además, los adultos nos hemos saludado efusívamente, con un par de besos, como si fuéramos amig@s de toda la vida. Se trata de que el niño nos perciba como personas de confianza de sus padres, así es más fácil que ellos confíen en nosotras y nos acepten como figura de apego secundario. La verdad es que fue una tarde estupenda, en el parque de Llanos. Los adultos conversamos, los peques jugaron entre ellos (algunos ya empezaron a marcar territorio), y yo me tomé un montón de cafés y cocacolas que me iban preparando los peques en una cafetería imaginaria (juego simbólico). Y que conste que me los cobraban. Lástima que no se nos ocurrió hacer unas fotos.

- Pediros fotos de la familia. Una vez pasadas a papel, se colocarán en el mural de la familia. Las utilizaremos sobre todo los primeros días. Se trata de teneros cerca, para su autoconsuelo, cuando comenzeis a salir y dejarlos solos a ratos..

Veamos ahora cómo serán los primeros días:

En contra de años anteriores, este año comenzaremos a última hora de la mañana, a partir de las doce y media. La razón es que los niños aún están acostumbrados al horario de sueño de verano, acostarse tarde y levantarse tarde. De esta forma, seguirán disfrutando un poco más de las horas de sueño matinales, y  mientras, se van adaptando gradualmente al nuevo horario. Aunque lo ideal es que hayan empezado con el cambio de horario unas semanas antes, entiendo que estamos de vacaciones y nos dé un poco de pereza.

Otro cambio es permanecer en el patio, en lugar del aula. Así, no tendrán  sensación de encierro, sino de que están en un parque diferente. Esto también nos permitirá  disponer de más espacio para realizar juegos todos juntos, educadoras, papás y niños. Volveremos a jugar al osito dormilón y a “lobo que estás haciendo”. Y por supuesto bailaremos y cantaremos “Me gusta la guardería”. Así que ya sabéis, id ensayando los pasos de baile.

Los primeros días no les pondremos el baby, ni nosotras vestiremos los nuestros.





Y ahora os detallo el horario:

Martes, día 1. De 12:30 a 13:30. Estaremos en el patio. No hace falta que vengáis cargadas con todo el material. Traed la botellita del agua, pañal y toallitas y el chupete (si lo usan). Estos primeros días, si se hace necesario, aún les cambiareis el pañal vosotras. A ellos no les gusta que “les hurgen” personas en las que aún tienen poca confianza. Y ya lo  sabéis, jugaremos todos juntos, les encanta.
Es bueno que cada día le ayudéis a contarle a papá, o la abuela, o quien sea, las cosas que hizo y que vio por la mañana en el centro, el nombre de sus nuevos amiguitos, sus educadoras y cuanto se os ocurra. 

Miercoles, día 2.  De 12 a 13:30. Este día, si es posible,  empezareis a quedaros al margen de sus juegos. Simplemente estaréis ahí, como su base segura, mirándoles y animándoles, y acudiendo si les veis en caso de apuro. Si os reclaman, de vez en cuando accedéis a sus peticiones, pero intentad manteneros al margen la mayor  parte del tiempo. Se trata de que exploren y jueguen alejándose cada vez más de vosotras, confiando en sus propias posibilidades, tomando posesión del espacio y los materiales, teniendo en cuenta a sus compañeros.




Jueves, día 3. De 11:30 a 13:30. La novedad es que os mandaremos salir de forma escalonada, pero solo cinco minutos.
La forma de hacerlo es decirle al niño que vais a comprar pan, o lo que se os ocurra, pero no podéis ausentaros sin decírselo. “Me voy a comprar pan, tesoro,  pero vuelvo muy rápido. Te vas a quedar con Lucía, (o con Vanesa) hasta que yo regrese”. Le dais un besito, os dais media vuelta y os marcháis, aunque él os reclame. Así, le estaréis explicando que os vais, le comunicáis que durante un rato no  estaréis y que luego vais a volver.  Vuestro peque, es posible que se quede llorando, porque él se quiere ir con vosotras al lugar que sea, pero no pudiendo ser, al menos tiene la información.  De lo contrario, si os vais sin despediros, ellos tendrán sensación de abandono por parte de la persona que más quieren, su mami, y en jornadas sucesivas se mostrarán desconfiados y se aferrarán a vosotras porque saben por experiencia que es posible que  desaparezcáis en cualquier momento.

Nosotras, Vane o yo, le dedicaremos nuestra atención en ese momento, para que sienta que hay una figura de referencia  (ver  aquí "El periodo de adaptación y la educadora") que le va a cuidar ese ratito en que estáis separados y una base segura a la que acudir si siente cualquier tipo de amenaza (un  tropezón con otro niño, un juguete que le quitan, una caída, etc.), y para calmarlo si llora o entonarlo si se muestra muy enfadado. A estas alturas ya no somos personas desconocidas para ellos, y es más fácil  que nos acepten. Es importante que tengan el chupete habitual (más tarde ya traeréis uno para la guarde, pero estos días tiene que ser el de casa) y un objeto de transición, que suele ser su mantita o su muñeco preferido en casa, para abrazarse a él. 




También observaremos las reacciones del niño  y eso nos ayudará a decidir las actuaciones en los días siguientes.

Al volver con ellos tenéis que traer en la mano el pan o aquello que supuestamente vais a comprar y enseñárselo, se trata de dar veracidad a vuestra ausencia y de que el peque comprenda que, aunque os separéis un momento es por alguna razón, pero siempre vais a volver. 

Viernes, día 4. De 11:30 a 13:30 Dependiendo de las observaciones realizadas el día anterior, este día ampliaremos o no la duración de la separación.  Aquí es donde empieza la auténtica personalización para cada niño, según  sus características y sus reacciones. Es posible que la mamá de alguno ya pueda ausentarse diez minutos y la de otros siga con los cinco. Hay que ser comprensivos y respetuosos con las emociones y los tiempos de cada uno. Lo que decimos siempre, “cada niño es un mundo”.
Es posible también, que estos días, durante la tarde, quieran estar con vosotras  más tiempo de lo habitual o pidan mayor contacto físico, más abrazos, más besos. Realmente, lo que quieren son demostraciones de que le seguís queriendo aunque a veces le dejéis con otras personas. Jugad con ellos y abrazadles cuanto quieran.

Lunes, día 7. De 11:30 a 13:30.  Mantenemos el horario. Es frecuente que después de un fin de semana este día les cueste más la entrada, o que simplemente, alguno no quiera venir. Es normal, han pasado dos días  en casa, con papá y con mamá, con las personas que más le quieren y mejor le comprenden, y con las que se siente más seguro. Si es posible, tratarán de que se repita también el lunes. Yo desde luego, lo haría. Y, reconocedlo,  vosotros,  si pudierais, también.
Seguiremos pidiendo que os ausentéis el tiempo que nosotras estimemos oportuno. A la hora de la salida ya empezarán a  realizar alguna de las rutinas habituales, como lavarse las manos con nuestra ayuda y hacer el trenecito para desplazarnos. 
Para los peques del año pasado, este día  alcanzarán la jornada completa si ya lo necesitáis, incluido el servicio de comedor.

Martes, día 8. De 11 a 13:15.  Lo mismo, pasáis al aula con ellos y ya os mandaremos salir a cada una el tiempo que veamos conveniente.

Miércoles, día 9. De 10:30 a 13:15.  Igual.

Jueves, día 10. De 10 a 13:15. Este día ya alcanzamos el horario habitual y trataremos de recibirlos a la entrada, sin necesidad de que vosotros paséis a la guarde. Ellos intentarán que entréis, entonces les explicaremos que "hoy mamá espera fuera". Ya veremos lo que pasa y os comentaremos sus reacciones.

Viernes, día 11. De 10 a 13:15.   Igual que el día anterior. 
Las familias  que hayan solicitado otros horarios, ya pueden disponer del tiempo que necesiten.

Esperamos que para este día se haya completado el periodo de adaptación con éxito, pero si en algún caso no es así, se seguirá tratando de manera individualizada. 






domingo, 23 de agosto de 2015

El periodo de adaptación y la educadora


Por fin encuentro un hueco para hablar del periodo de adaptación, pero previamente quiero que conozcáis cómo se desarrollan las primeras relaciones socio-emocionales del niño, para entender mejor algunos conceptos como apego, figura de apego y base segura. Vamos a empezar por el principio. 

Cuando un niño nace es un ser totalmente vulnerable que presenta tres necesidades básicas: alimentación, cuidado físico y atención. Esta atención se refiere a la interacción especial que se establece con el cuidador principal,  generalmente la madre, se refiere a la afectividad, el lenguaje, la comunicación emocional,  el sostenimiento, la relación corporal mediante el tacto, la mostración de objetos, etc. Así, se establece un vínculo especial que será el primero para el niño y que será la base de su desarrollo posterior, sobre todo a nivel emocional y de la propia identidad. A esta relación tan especial es lo que se conoce como “apego”, y,  aunque nos parezca raro, no siempre se produce el apego seguro, que es el modelo ideal.  (También existe el apego ansioso ambivalente,  el evitativo,  el desorganizado; en general dañinos para la formación de la personalidad)
Jhon Bowlby, uno de los primeros investigadores de este tema, consideró esencial para la salud mental de las personas, que el bebé y el niño pequeño experimenten esta relación cálida, íntima y continuada con la madre o cuidador principal, que se constituye así en la  “figura de apego”.  

La otra función de la figura de apego es actuar como “base segura”, es decir, trasmitirle seguridad, contenerlo emocionalmente, enseñarle a solucionar sus pequeños conflictos, etc., hasta que pueda hacerlo él solo. Esta base segura permite al niño alejarse de ella poco a poco, jugar, explorar su entorno, etc.,  porque sabe que en caso de apuro (una caída, un susto, un niño que quiere su juguete, etc.) su mamá, su base segura, estará ahí para ayudarlo. Resumiendo,  si el niño  se siente seguro, es un niño que explora. Y esta capacidad de explorar es la base del aprendizaje.

 A medida que el niño va evolucionando, aparecerán las figuras de apego secundario, el padre, los abuelos, los hermanos…y cuando el niño entra en la escuela, en este caso la guardería, su cuidador.

Pues bien, en el periodo de adaptación se trata, fundamentalmente, de que, de una forma gradual, el niño acepte a su educadora como una nueva  “figura de apego y base segura”, creando un nuevo vínculo emocional que le proporcione la  certidumbre y confianza necesarias  para sentirse bien en este nuevo escenario.