jueves, 27 de agosto de 2015

Nuestro periodo de adaptación.


 La adaptación a la guardería es una situación difícil tanto para el niño como para los padres. No olvidemos que para los más peques la guarde es un lugar desconocido. Y, a veces, los sitios no familiares le crean inseguridad. Que la relación con sus iguales, tener que compartir juguetes, tiempos, atenciones, puede resultarles difícil. Que la estancia en el centro supone una separación repetida de su familia, y es inevitable que sientan cierta ansiedad. Y que los padres también  sienten angustia y, muchas veces, la sensación de que abandonan a su hijo. 
Para que esta situación  se resuelva de la forma más apropiada es preciso ayudar a unos y otros a adaptarse a la guardería de la mejor manera posible, en un proceso conocido con el nombre de periodo de adaptación. Si pincháis aquí, en  este enlace encontraréis más información.


En nuestro centro hemos diseñado muy cuidadosamente este periodo, en el que incluimos tanto actividades previas al día de comienzo como las que se realizarán después.

Las actividades anteriores al comienzo son estas:

- Visitar el Centro. Es una primera toma de contacto, que se realizó en julio. Nos visitaron  los padres y los peques, para recibir información, conocer los espacios en los  que se desenvolverán, a las educadoras y a los niños con los que serán compañeros. Los peques jugaron un buen rato, y, al final, no se querían marchar.


- Grabar un vídeo. En los últimos días del curso pasado, nos grabamos las educadoras y los peques cantando y bailando una canción muy alegre, que habla de la guardería y la  envíamos por Washap a las familias.  El objetivo es que  los niños que pasan de aula no se olviden de la guarde durante el verano, y, que los peques que empiezan curso comiencen a familiarizarse con sus nuevos amiguitos y sus educadoras. También que perciban el centro como un lugar alegre y agradable. Más adelante, en los primeros días del periodo de adaptación,  volveremos a cantar y bailar esta misma canción, disfrutando de la alegría de estar todos juntos. 

- Reunirnos una tarde las familias y los niños.  Es  lo que hemos hecho hoy. Además, los adultos nos hemos saludado efusívamente, con un par de besos, como si fuéramos amig@s de toda la vida. Se trata de que el niño nos perciba como personas de confianza de sus padres, así es más fácil que ellos confíen en nosotras y nos acepten como figura de apego secundario. La verdad es que fue una tarde estupenda, en el parque de Llanos. Los adultos conversamos, los peques jugaron entre ellos (algunos ya empezaron a marcar territorio), y yo me tomé un montón de cafés y cocacolas que me iban preparando los peques en una cafetería imaginaria (juego simbólico). Y que conste que me los cobraban. Lástima que no se nos ocurrió hacer unas fotos.

- Pediros fotos de la familia. Una vez pasadas a papel, se colocarán en el mural de la familia. Las utilizaremos sobre todo los primeros días. Se trata de teneros cerca, para su autoconsuelo, cuando comenzeis a salir y dejarlos solos a ratos..

Veamos ahora cómo serán los primeros días:

En contra de años anteriores, este año comenzaremos a última hora de la mañana, a partir de las doce y media. La razón es que los niños aún están acostumbrados al horario de sueño de verano, acostarse tarde y levantarse tarde. De esta forma, seguirán disfrutando un poco más de las horas de sueño matinales, y  mientras, se van adaptando gradualmente al nuevo horario. Aunque lo ideal es que hayan empezado con el cambio de horario unas semanas antes, entiendo que estamos de vacaciones y nos dé un poco de pereza.

Otro cambio es permanecer en el patio, en lugar del aula. Así, no tendrán  sensación de encierro, sino de que están en un parque diferente. Esto también nos permitirá  disponer de más espacio para realizar juegos todos juntos, educadoras, papás y niños. Volveremos a jugar al osito dormilón y a “lobo que estás haciendo”. Y por supuesto bailaremos y cantaremos “Me gusta la guardería”. Así que ya sabéis, id ensayando los pasos de baile.

Los primeros días no les pondremos el baby, ni nosotras vestiremos los nuestros.





Y ahora os detallo el horario:

Martes, día 1. De 12:30 a 13:30. Estaremos en el patio. No hace falta que vengáis cargadas con todo el material. Traed la botellita del agua, pañal y toallitas y el chupete (si lo usan). Estos primeros días, si se hace necesario, aún les cambiareis el pañal vosotras. A ellos no les gusta que “les hurgen” personas en las que aún tienen poca confianza. Y ya lo  sabéis, jugaremos todos juntos, les encanta.
Es bueno que cada día le ayudéis a contarle a papá, o la abuela, o quien sea, las cosas que hizo y que vio por la mañana en el centro, el nombre de sus nuevos amiguitos, sus educadoras y cuanto se os ocurra. 

Miercoles, día 2.  De 12 a 13:30. Este día, si es posible,  empezareis a quedaros al margen de sus juegos. Simplemente estaréis ahí, como su base segura, mirándoles y animándoles, y acudiendo si les veis en caso de apuro. Si os reclaman, de vez en cuando accedéis a sus peticiones, pero intentad manteneros al margen la mayor  parte del tiempo. Se trata de que exploren y jueguen alejándose cada vez más de vosotras, confiando en sus propias posibilidades, tomando posesión del espacio y los materiales, teniendo en cuenta a sus compañeros.




Jueves, día 3. De 11:30 a 13:30. La novedad es que os mandaremos salir de forma escalonada, pero solo cinco minutos.
La forma de hacerlo es decirle al niño que vais a comprar pan, o lo que se os ocurra, pero no podéis ausentaros sin decírselo. “Me voy a comprar pan, tesoro,  pero vuelvo muy rápido. Te vas a quedar con Lucía, (o con Vanesa) hasta que yo regrese”. Le dais un besito, os dais media vuelta y os marcháis, aunque él os reclame. Así, le estaréis explicando que os vais, le comunicáis que durante un rato no  estaréis y que luego vais a volver.  Vuestro peque, es posible que se quede llorando, porque él se quiere ir con vosotras al lugar que sea, pero no pudiendo ser, al menos tiene la información.  De lo contrario, si os vais sin despediros, ellos tendrán sensación de abandono por parte de la persona que más quieren, su mami, y en jornadas sucesivas se mostrarán desconfiados y se aferrarán a vosotras porque saben por experiencia que es posible que  desaparezcáis en cualquier momento.

Nosotras, Vane o yo, le dedicaremos nuestra atención en ese momento, para que sienta que hay una figura de referencia  (ver  aquí "El periodo de adaptación y la educadora") que le va a cuidar ese ratito en que estáis separados y una base segura a la que acudir si siente cualquier tipo de amenaza (un  tropezón con otro niño, un juguete que le quitan, una caída, etc.), y para calmarlo si llora o entonarlo si se muestra muy enfadado. A estas alturas ya no somos personas desconocidas para ellos, y es más fácil  que nos acepten. Es importante que tengan el chupete habitual (más tarde ya traeréis uno para la guarde, pero estos días tiene que ser el de casa) y un objeto de transición, que suele ser su mantita o su muñeco preferido en casa, para abrazarse a él. 




También observaremos las reacciones del niño  y eso nos ayudará a decidir las actuaciones en los días siguientes.

Al volver con ellos tenéis que traer en la mano el pan o aquello que supuestamente vais a comprar y enseñárselo, se trata de dar veracidad a vuestra ausencia y de que el peque comprenda que, aunque os separéis un momento es por alguna razón, pero siempre vais a volver. 

Viernes, día 4. De 11:30 a 13:30 Dependiendo de las observaciones realizadas el día anterior, este día ampliaremos o no la duración de la separación.  Aquí es donde empieza la auténtica personalización para cada niño, según  sus características y sus reacciones. Es posible que la mamá de alguno ya pueda ausentarse diez minutos y la de otros siga con los cinco. Hay que ser comprensivos y respetuosos con las emociones y los tiempos de cada uno. Lo que decimos siempre, “cada niño es un mundo”.
Es posible también, que estos días, durante la tarde, quieran estar con vosotras  más tiempo de lo habitual o pidan mayor contacto físico, más abrazos, más besos. Realmente, lo que quieren son demostraciones de que le seguís queriendo aunque a veces le dejéis con otras personas. Jugad con ellos y abrazadles cuanto quieran.

Lunes, día 7. De 11:30 a 13:30.  Mantenemos el horario. Es frecuente que después de un fin de semana este día les cueste más la entrada, o que simplemente, alguno no quiera venir. Es normal, han pasado dos días  en casa, con papá y con mamá, con las personas que más le quieren y mejor le comprenden, y con las que se siente más seguro. Si es posible, tratarán de que se repita también el lunes. Yo desde luego, lo haría. Y, reconocedlo,  vosotros,  si pudierais, también.
Seguiremos pidiendo que os ausentéis el tiempo que nosotras estimemos oportuno. A la hora de la salida ya empezarán a  realizar alguna de las rutinas habituales, como lavarse las manos con nuestra ayuda y hacer el trenecito para desplazarnos. 
Para los peques del año pasado, este día  alcanzarán la jornada completa si ya lo necesitáis, incluido el servicio de comedor.

Martes, día 8. De 11 a 13:15.  Lo mismo, pasáis al aula con ellos y ya os mandaremos salir a cada una el tiempo que veamos conveniente.

Miércoles, día 9. De 10:30 a 13:15.  Igual.

Jueves, día 10. De 10 a 13:15. Este día ya alcanzamos el horario habitual y trataremos de recibirlos a la entrada, sin necesidad de que vosotros paséis a la guarde. Ellos intentarán que entréis, entonces les explicaremos que "hoy mamá espera fuera". Ya veremos lo que pasa y os comentaremos sus reacciones.

Viernes, día 11. De 10 a 13:15.   Igual que el día anterior. 
Las familias  que hayan solicitado otros horarios, ya pueden disponer del tiempo que necesiten.

Esperamos que para este día se haya completado el periodo de adaptación con éxito, pero si en algún caso no es así, se seguirá tratando de manera individualizada. 






2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Ay, Bea! Disculpa, que no había leído tu comentario.

      claro que es un buen plan, da excelentes resultados, conseguimos que la transición del hogar al centro educativo no suponga ansiedad ni malestar para los peques y las familias.

      Un abrazo,
      Lucía.

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