domingo, 25 de octubre de 2015

El pollo Pepe II



Ya hemos terminado el taller del Pollo Pepe, aunque Pepe va a seguir con nosotros todo el curso (y creo que el resto de nuestra vida).Vane y Lucía nos han leído muchas, muchas veces este cuento y ya nos lo sabemos de memoria, pero aún así nos gusta seguir escuchándolo una y otra vez. Y, además ahora, nos lo leen en inglés.
Ahora Pepe nos acompañará todos los días, como un amigo más de la clase, en un mural gigante que hemos realizado entre todos y hemos colgado en la pared. ¡Mirad qué grandote!




El día que lo pintamos fue muy emocionante, porque era la primera vez que pintábamos con brocha y témpera.  Estábamos tan concentrados y tan calladitos que se podía escuchar una mosca. Bueno, de vez en cuando Israel decía ¡Cómo me gusta pintar! Y Yoel le contestaba  -Yo también pinto, yo también pinto. 
¡Que ganas de volver a pintar con las brochas!

Brochas y témpera




Otro día, haciendo pellizquitos de plastilina rellenamos las patas y el pico. Esta actividad es para desarrollar la motricidad fina, dicen Lucía y Vane. Pero nosotros creemos que es para que nuestro pollo Pepe pueda comer toda la cebada, trigo y maíz que él quiera.


Rellenamos el pico con plastilina



Una mañana  hablamos de cómo es un pollo y, haciendo una comparación  tratamos de encontrar semejanzas y diferencias con los niños. Resultó que Pepe tiene dos pies como los nuestros, pero se llaman patas, y también dos ojos, pero cuando le buscamos las orejas y las manos no se las encontramos.
También conversamos sobre  si el pollo habla con su mamá, la gallina Clotilde, y resultó que sí, que el pollo para hablar con su mamá lo que hace es piar, y la mamá le contesta cacareando. Lucía y Vane nos enseñaron cómo lo hacen y después querían que nosotros lo imitáramos. Seguro que se esperaban que la clase se convirtiera en un gallinero alborotado, cacareando y piando a voz en grito, pero no, resulta que no, que hacer "cocococó" todavía nos resulta un poco difícil. Bueno, menos a Iris, que es muy deshinibida y nos hace una gallinita tan simpática que  terminamos riéndonos.


Por fin pudimos saber qué es lo que come Pepe, pero saberlo de verdad de la buena, no solo de palabra.  Porque,  ¿qué es maíz, o cebada, o trigo? A ver cómo se lo explicas a un niño que no la ha visto nunca.  Pues ya lo sabemos. Y todo gracias a la mamá de Samira que nos trajo de su pueblo unas mazorcas de maíz. Lucía las puso a secar al sol porque aún estaban un poco verdes y las semillas no se soltaban.  El día que las desgranamos estábamos muy, muy concentrados, tanto que no dejamos caer ningún grano fuera de las bandejas. Después repetimos varios días esta actividad, perfecta para desarrollar la motricidad fina. Y al final, cuando ya habíamos pelado las mazorcas, Julia se quedó mirando los troncos y dijo: mira, solo quedan los huesos.


¡Vaya concentración!

Solo quedan los huesos

Una mañana, juntando los granos de todas las bandejas  llenamos una bandeja más grande y Lucía quiso que razonáramos si había mucho o poco maíz. Pero no hicimos ni caso, porque lo que realmente nos interesaba era meter las manos una y otra vez dentro, echar los granos al aire y disfrutar de esa novedosa y maravillosa experiencia sensorial. Y es que manipular materiales continuos resulta de un gran atractivo para los peques. 
Bueno,  al final quedó el suelo sembrado de granos, así que sacamos los cepillos y los recogedores y entre todos, disputando  por  utilizarlos, tratamos de dejar el suelo barrido.  Limpiar es una tarea muy entretenida y dice Lucía que lo haremos muchas veces  a lo largo del curso. Aunque  resulte más trabajoso dejarnos limpiar  a nosotros que hacerlo ella,   se trata de conseguir que nos acostumbremos a trabajar en entornos ordenados y limpios, y a adquirir la responsabilidad de  que cuando ensuciamos algo hay que lavarlo después.

No quedó ni un grano


Al día siguiente en otra bandeja nos enseñó cómo son las semillas del trigo, la otra comida de Pepe. Y esas sí que son pequeñas pequeñísimas, tanto que se nos escurren entre los dedos. Otra vez nos pidió observar las bandejas con atención, para saber cuántas semillas había en cada bandeja. ¿Cómo que cuántas? No penséis que teníamos que contarlas, lo que hicimos fue comparar las cantidades y deducir en qué recipiente había muchos granos y en cual había pocos.  Pero ese es un problema muy fácil.


Mucho maíz, poco trigo




Meter las manitas en el maíz, ¡qué divertido!



En el libro, las imágenes grandes del pollo Pepe, de color amarillo, destacan sobre un fondo de color azul intenso. Estos dos colores nos sirvieron para iniciarnos en otra habilidad matemática, la clasificación, separando en diferentes bandejas piezas de construcción de los dos colores. Y hasta el más peque de los peques, que es Jorge, supo hacerlo. Luego, jugamos un rato con las piezas e hicimos torres altas.

Aquí las amarillas, aquí las azules

Y ahora, torres


Una de las actividades más complicadas fue la realización de puzles. Lucía la profe, preparó varios puzzles en cartón duro, algunos de dos piezas y otros de tres y cuatro partes. Al principio, con solo dos piezas, era relativamente fácil resolver, pero cuando pasamos a trabajar con tres piezas, ¡ufff! la cosa se complicó. Y no te digo con cuatro...seguiremos intentándolo.

Lo conseguí.

A mí me sobra una cola
 Otro concepto matemático que aprendimos a través de los colores fue igual-no igual.  Lucía nos presentó varios pollos de color amarillo, que eran todos iguales. Pero de repente, no sabemos de dónde salió, apareció un pollo  Pepe blanco, sí blanco. Y ese, pues claro, si es blanco ya no es igual que nuestro querido Pepe.



Un pollo no igual



De nuevo volvimos a experimentar con el color. Lucía la profe nos dio una hoja con una imagen de Pepe, era grandote y con la barriga bien llena, tumbado patas arriba. Pero, ¿dónde están las patas? No tiene, no están, no hay patas, decíamos nosotros. Pues se las vamos a hacer. Eso sí que fue divertido, nos embadurnó  la mano de pintura de color naranja, después las colocamos  sobre el dibujo, apretamos y...¡oh! ¡Las patas!



Primero una mano...


Y después la otra




Ya tiene sus enormes patas


Pero lo que más nos gustó de todo fue dar de comer a Pepe. Porque Pepe siempre tiene hambre, y a nosotros, que le queremos mucho, nos daba pena. Así que con una cucharita le íbamos metiendo granos de maíz en el pico, y el muy glotón se lo tragaba todo.



Nosotros te damos de comer, Pepe











¡Pero qué tragón eres!





¡Ay Pepe! Ya te lo dice la canción, no comas tanto, que te pones muy gordo y no das ni un salto. Y nosotros te queremos mucho, pero mucho, y no queremos que te pongas malito.

sábado, 17 de octubre de 2015

La mariposa colibrí


Normalmente, en educación las actividades no se improvisan, sino que forman parte de un proyecto más general y responden a objetivos concretos. Pero, a  veces, se dan situaciones que hay que aprovechar, porque la emoción y el entusiasmo que provocan ofrecen un potencial inusitado para el aprendizaje, y es preciso dejar a un lado la  programación y explotar lo más posible tal circunstancia. Es lo que sucedió el viernes pasado.
Mariposa colibrí

Al abrir la puerta para recibir a Jorge, se nos coló dentro una mariposa colibrí. Entre su madre y yo la capturamos, con cuidado de no dañarla y la colocamos en un tarro de cristal. No es una mariposa bonita ni que destaque especialmente por sus colores, pero más tarde, cuando  se la enseñé a los peques, el asombro que les causó fue indescriptible. Me rodearon y solo escuchaba decir, "a ver, a ver, yo quiero ver..." 
La mariposa, un poco aturdida, prisionera en su cárcel de cristal, se mantenía en el fondo del tarro, pero al agitarlo se activaba y revoloteaba en el interior, extendiendo las antenas y  la espiritrompa. Con su súbito movimiento, algunos niños se sobresaltaban y se echaban hacia atrás,  otros daban grititos de entusiasmo, estos la miraban fascinados, aquellos  pretendían tocarla y algunos más se miraban entre sí, temblorosos,  como queriendo trasmitirse entre ellos toda la emoción que en ese momento sentían.

¡Oh, vuela, qué emoción!
 Ante tanto interés decidí “ampliar”  la experiencia y saqué la lupa.  Les pregunté si sabían qué era y Leyre me arrancó unas sonrisas cuando me contestó  que una sartén, y después, que un espejo. Entonces les expliqué que la lupa sirve para ver las cosas pequeñas un poco más grandes. Abrí el tarro y la coloqué encima, a modo de tapadera, para que observasen la mariposa a través de ella. Uno a uno fueron pasando por el improvisado laboratorio. El silencio mientras observaban ponía de manifiesto la expectación que les suscitaba. Y como también querían manejar  ellos solos la lupa, con el consiguiente riesgo de retirarla de la boca del tarro y que se nos escapara la mariposa, lo que hice fue volver a taparlo y sacar otro tarro con los “bichos de reserva”. Que nadie se alarme, no tenemos un criadero de bichos, se trata de un par de grillos y dos mantis religiosa, que tengo medio disecados, esperando una ocasión como esta, para enseñárselos.  
Así se pasaron un buen rato, manejando la lupa, observando los insectos, con cuidado de no tirarlos, preguntando cómo se llaman, quien los cogió, porqué no se mueven…disfrutando de la experiencia, conociendo la naturaleza en la medida en que su mente puede procesar esta información y esta experiencia.
Y este, ¿porqué no se mueve?
Más tarde en el patio, Nachete me pidió la lupa para ver más bichos, lo que me indica que ya han comprendido la funcionalidad  del instrumento, y, sobre todo, lo que más me entusiasma, en mis peques ya se ha despertado un rudimentario espíritu científico-investigador.

Hoy de nuevo sacamos la lupa al patio, y los chiquillos buscaron insectos en el suelo y hormigas trepando por el tronco de los árboles,  observaron una pluma que encontraron debajo del pino y también un capullito del rosal. Iban de un lado para otro y con mucho entusiasmo aplicaban la lupa a cualquier cosa,  intentando descubrir vete tú a saber qué. Además, como solo tenemos una y la querían manejar todos, este hecho  sirvió para trabajar habilidades sociales como pedir por favor, dar las gracias, esperar el turno, conformarse, etc.



Insectos en el suelo

Hormigas trepando por el tronco




El capullito de una rosa


La pluma de una paloma

Alguien puede pensar que lo mejor que hubiéramos podido hacer era liberar la mariposa. Y sí que estuvo en mi mente esa posibilidad, pero decidí conservarla porque  con el frío que estaba haciendo, en el exterior no iba a durar mucho.

martes, 6 de octubre de 2015

El pollo Pepe I



En los primeros días de curso hemos contado a los peques el cuento del Pollo Pepe. Es una historia que gusta mucho a  los niños, por su sencillez y fácil comprensión, y por lo atractivo de sus ilustraciones. Se trata de  imágenes grandes y con movimiento (pop-ups ), que ocupan dos páginas,  sobre fondo plano,  de pocos colores,  muy vivos y contrastados. Pero lo que realmente les gusta es la sorpresa final del cuento, un gran desplegable en el que se compara el tamaño del pollo Pepe con su mamá la gallina. Mirad esta foto, observar sus caritas, su expresión lo dice todo.



La verdad es que este libro es un auténtico best-seller infantil, que desde que se publicó hace ya catorce años ha vendido más de un millón de ejemplares. El pollo Pepe es conocido en medio mundo, y nuestros peques no iban a ser menos. Pero como muchos papás aún no lo conocéis, aquí está. (Bueno, nosotras lo contamos con un poco más de entusiasmo).







JUSTIFICACIÓN:
Como es un personaje tan querido, lo he elegido para protagonizar los  primeros talleres, introduciendo actividades que poco a poco nos ayudarán a adquirir rutinas y ritmos de trabajo.  


OBJETIVOS:

·          Adquirir autonomía progresiva en actividades habituales.
·          Relacionarse con los demás.
·          Reconocer y expresar emociones.
·          Recrear un texto literario con actitud de disfrute.
·          Indagar en el medio físico, manipulando elementos e identificando sus características.
·          Aplicar la coordinación óculo-manual en actividades de la vida cotidiana.
·          Iniciarse progresivamente en las habilidades matemáticas.
·          Reconocer y discriminar sonidos.
·          Iniciarse en la escucha y comprensión del idioma extranjero.
·          Desarrollar la motricidad fina.

CONTENIDOS:

·          Disfrute de la escucha de cuentos y pequeñas poesías.
·          Interpretación de emociones.
·          Experimentación de sentimientos de empatía.
·          Manipulación de materiales para la expresión plástica.
·          Uso del color amarillo en actividades de expresión plástica.
·          Discriminación auditiva, sonidos que emiten el pollo y la gallina
·          Interpretación de canciones.
·          Cuantificadores básicos: Mucho-poco.
·          Iniciación al idioma extranjero, inglés.
·          Personajes de un cuento y sus características.
·          Comparación de propiedades de los objetos:  Grande-pequeño.
·          Número 1. Cantidad y grafía.
·          Manipulación de materiales continuos.
·          Actividades de clasificación.
·          Recitado de poemas, acompañando al docente.
·          Resolución de puzles sencillos



ACTIVIDADES:

·          Narración del cuento.
·          Mural gigante del Pollo Pepe.
·          Estampado de manos.
·          Resolución de puzles de dos piezas del pollo Pepe.
·          Reconocer , nombrar e imitar el sonido que emite el pollo y la gallina.
·          Semejanzas y diferencias entre el pollo Pepe y un niño.
·          Canción del pollo Pepe.
·          Escucha del cuento en ingles.
·          Motricidad fina: desgranar maíz.
·          Manipular y reconocer semillas de maíz y trigo.
·          Comparación de cantidades: mucho maíz, poco trigo.
·          Comparar tamaños: la gallina grande, el pollo pequeño.
·          Discriminar  y clasificar por colores:  Amarillo-azul.
·          Reconocer necesidades fisiológicas: hambre.
·          Actividad empática: dar de comer al pollo Pepe.


La canción les gusta mucho, ya se la saben de memoria y la cantan en cualquier ocasión. Sé que en casa también, que ya me lo habéis comentado. Ahora os toca aprenderla a vosotros, papá y mamá. Luego la cantáis todos juntos, a los peques les sorprende  que sus papás sepan las canciones de la guarde y les encanta que cantéis con ellos. Además, cantar juntos contribuye a potenciar los lazos afectivos.



El enlace que aquí os pongo corresponde a un vídeo en galego, pero la transcripción es esta:


El pollo Pepe come
mucha cebada,
por eso la barriga, 
la tiene hinchada.

Pollo Pepe,
no comas tanto,
que te pones malito,
y no das ni un salto.

El pollo Pepe come
granos de trigo,
los mete a puñados
con su gran pico.

Pollo Pepe,
no comas tanto,
que te pones malito,
y no das ni un salto.

El pollo Pepe come
mucho maíz,
y sus enormes patas
me hacen reír.

El pollo Pepe llama
a su mamá, 
viene cacareando,
qué grande está.

Pollo Pepe,
no comas tanto,
que te pones malito,
y no das ni un salto.


Por cierto, a la mamá del pollo Pepe la hemos llamado Clotilde.

En días sucesivos, a medida que realicemos el resto de actividades iré colgando la información.